El Judas siempre estuvo presente; la canallada en el juego fundamental contra Argentina, fue más que evidente, con la rotacion del cuadro que, desde el inicio, quienes saben de fútbol, sabían que, con algunas excepciones, fue un cuadro que no prometía nada de ataque ni de contención, para detener los embates de los argentinos.
¿A quién en su sano juicio se le ocurrió pensar en un triunfo contra Argentina, si el estratega, quien mueve las piezas, estaba en la parte contraria?
Independientemente de la mediocridad DEMOSTRADA en los juegos de preparación, le dió la estocada final en un juego que le diera vida al la selección de su país: Judas estaba ahí.
Ésto, agregado a que los jugadores no demostraron (y ¿cómo iban a demostrar?) las agallas y coraje para buscar el triunfo que sólo quiénes sienten la camiseta, como antaño, de romperse el físico dentro de la cancha (ya lo decía yo, y lo sostengo: puro figurín recomendado e impuesto por los directivos de la (s)elección, que sólo siente la paga y el salir de pachanga a darse el rol y divertirse).
Una de las intervenciones más mediocres en la historia del fútbol mexicano, con un entrenador que desde un principio demostró ser un inepto que sólo venía por la jugosa paga que los empresarios voraces y corruptos (mal llamados directivos) le pusieron en bandeja de plata.
Agreguemos que no fueron los que merecían, dos tres nada más, y si fueron los recomendados.
Judas vil, que se llevó las talegas de oro.
Fotos: Excelsior y Reforma.