Por: Alberto Barrios
2024 ha sido un año marcado por la tragedia en las carreteras mexicanas. La escena se repite a lo largo y ancho del país: vehículos destrozados, familias destrozadas y una creciente preocupación que no cesa. Este año, más de 14,000 personas han perdido la vida en accidentes de tráfico, un número que estremece y plantea serias interrogantes sobre las causas y las posibles soluciones para esta crisis nacional.
En un día lluvioso de marzo, en la siempre concurrida carretera México-Puebla, una serie de colisiones en cadena dejó un saldo de 18 muertos y decenas de heridos. La visibilidad reducida y el pavimento resbaladizo transformaron la carretera en una trampa mortal. Los testigos recuerdan cómo la niebla espesa y la lluvia incesante hicieron casi imposible ver más allá del parabrisas. Este trágico evento se convirtió en un sombrío recordatorio de los peligros que acechan en las carreteras mexicanas, especialmente durante condiciones climáticas adversas (infobae) (Azteca Puebla).
El exceso de velocidad es otro villano constante en esta narrativa. En la carretera México-Cuernavaca, un vehículo perdió el control y se estrelló contra un autobús turístico en abril, causando la muerte de 12 personas. La causa: el conductor viajaba a más de 150 km/h en una zona donde el límite es de 90 km/h. Las autoridades han identificado la velocidad excesiva como un factor en más del 30% de los accidentes fatales este año. Los intentos de frenar esta conducta a través de multas y campañas de concienciación parecen insuficientes ante la imprudencia de algunos conductores (e-Consulta) (infobae).
A esta problemática se suma el estado de las carreteras. En muchos tramos, el pavimento está plagado de baches y la señalización es deficiente o inexistente. En la carretera 57, que conecta la Ciudad de México con Querétaro, el mal estado del camino ha sido señalado como un factor determinante en varios accidentes graves. Conductores denuncian que evitar los baches puede llevar a maniobras peligrosas que a menudo resultan en colisiones (e-Consulta).
Los testimonios de los sobrevivientes y de los familiares de las víctimas son desgarradores. Claudia Martínez, cuya hija de 19 años murió en un accidente en la carretera México-Toluca, recuerda cómo recibió la llamada que cambió su vida. “Me dijeron que había sido un choque múltiple, que ella no había sufrido. Pero eso no me consuela, nada lo hará. Los accidentes de tráfico no solo matan a la persona que va en el coche, destruyen familias enteras”, dice con la voz quebrada por la emoción.
El consumo de alcohol y drogas al volante continúa siendo una causa significativa de accidentes. En una noche de junio, un joven de 22 años, bajo los efectos del alcohol, perdió el control de su vehículo y se estrelló contra un puesto de comida en la carretera México-Texcoco, matando a cuatro personas. Las pruebas toxicológicas revelaron altos niveles de alcohol en su sangre. Este incidente subraya la necesidad urgente de reforzar los controles de alcohol y drogas en las carreteras (infobae).
El costo humano es incalculable, pero el impacto económico también es significativo. La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) estima que los accidentes de tráfico le cuestan al país más de 150,000 millones de pesos anuales. Este costo incluye daños a la propiedad, atención médica y la pérdida de productividad. Estas cifras demuestran que los accidentes no solo son una tragedia humana, sino también una carga económica pesada para la nación (e-Consulta).
A pesar de los esfuerzos de las autoridades por mejorar la seguridad vial, queda claro que se necesitan medidas más efectivas y de mayor alcance. Iniciativas como la mejora de la infraestructura vial, la implementación de tecnologías de vigilancia más avanzadas y la educación continua sobre seguridad vial son esenciales. Además, las políticas de mantenimiento de vehículos deben ser reforzadas para asegurar que todos los automóviles en las carreteras estén en condiciones óptimas de funcionamiento.
La crónica de los accidentes en las carreteras mexicanas en 2024 es una llamada a la acción para todos: conductores, autoridades y ciudadanos. La seguridad vial es una responsabilidad compartida, y cada decisión tomada en la carretera puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Solo con un esfuerzo conjunto y sostenido podremos esperar ver un cambio real y duradero en nuestras carreteras.