Flor de Cempasúchil, Una Leyenda de Amor.

Por Yvone Maldonado.

Estamos a pocos días de celebrar de nueva cuenta la celebración de Día de Muertos, una festividad muy importante en México por su alto valor cultural.

Junto con la comida que les gustaba a nuestros seres queridos, las decoraciones, el papel picado, las calaveritas tanto de azúcar como de chocolate, el pan de muerto no puede faltar, así como la Flor de Cempasúchil.

¿Cuál es la leyenda que gira alrededor de la Flor de Cempasúchil?

Esta leyenda inicia con dos jóvenes llamados Xóchitl (que significa flor) y Huitzilin (que significa colibrí en náhuatl), quienes en un acto para demostrarse su cariño que se tenían uno por el otro decidieron subir a lo alto de una colina donde estaba Tonatiuh, el Dios del Sol.

Él, al verlos tan enamorados, bendijo su amor y aprobó su unión.

Desgraciadamente la tragedia no tardaría en llegar, ya que Huitzilin fue llamado a pelear en una guerra para defender a su pueblo, por lo que tuvo que separarse de su amada. Después de un tiempo fue herido y falleció en la batalla.

Al enterarse Xóchitl su dolor fue muy grande ya que había perdido a su amor incondicional. En medio de su sufrimiento rogó a Tonatiuh que le permitiera unirse a Huitzilin en la eternidad.

Tonatiuh, al verla tan triste le lanzó un rayo dorado convirtiéndola en una hermosa flor en forma de botón, la cual permaneció cerrada por mucho tiempo. Tiempo después un colibrí se acercó a ella atraído por su inconfundible aroma y se posó sobre sus hojas, la flor comenzó a abrirse de inmediato y mostró su hermoso color amarillo y múltiples pétalos, convirtiéndose en la Flor de Cempasúchil; su amado Huitzilin era el colibrí, su amor volvió a nacer para la eternidad, así que mientras los colibríes y la Flor de Cempasúchil existan su amor perdurará para siempre.

Es por dicha leyenda que se cree que el aroma de esta flor guía las almas de nuestros difuntos para que lleguen a las ofrendas que con cariño les colocamos.

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