Por José Luis Sosa
Parece no haber duda de que en esta época de pandemia por el Covid-19 una de las preocupaciones (entre otras igualmente importantes), de las familias es cómo cuidar a sus personas adultas mayores: Abuel@s, padres/madres, ti@s, herman@s, etc., por lo que las familias están haciendo su mejor esfuerzo por encontrar los medios y formas de mantener en las mejores condiciones de salud a sus familiares.
La preocupación de las familias se deriva de haber entendido que, dentro de los grupos más vulnerables, se encuentran sus personas adultas mayores, a quienes por su condición de edad se les ha pedido que se mantengan en sus casas, con mayor énfasis que al resto de la población (junto con la población con enfermedades crónicas). Resultando paradójico que mientras más tiempo están en confinamiento (por y para su cuidado), mas molestias emocionales empiezan a aparecer y/o a recrudecer (tristeza, depresión, enojo, ansiedad, miedo, etc.) en estos adultos mayores.
Si bien es cierto que el cuidado de la salud física es indispensable, hay que tener presente que el cuidado de la salud psico-emocional también lo es. Es decir, un adulto mayor necesita alimentarse bien, tener revisiones médicas que monitoreen su salud física, realizar en la medida de lo posible ejercicio adecuado a sus condiciones de salud general, siendo parte fundamental del bienestar integral de las personas adultas mayores el sentir que son escuchados, vistos, que son importantes para la familia.
En la situación actual donde parecen haber cambiado muchas de las condiciones de vida cotidianas en las familias, han surgido asuntos que sin duda son prioritarios para las mismas; el trabajo, el sustento, las necesidades primarias, la salud. Y los miembros de la familia se abocan con toda su energía y disponibilidad a conseguir los recursos necesarios para que nada de lo indispensable falte.
Dentro de esta emergencia nacional parecería que para las personas adultas mayores quedan otras prioridades y a veces parecen no tener voz y/o presencia en esta complicada situación, consecuencia de la pandemia.
Los adultos mayores que se ven relativamente limitados (de acuerdo a su condición física) en su movilidad, ahora encuentran la limitante de no poder utilizar los medios de transporte público, de preferentemente no acudir a realizar compras, de no poder reunirse con amigos y en algunos casos incluso no poder reunirse con familiares.
Ante esta situación, las personas adultas mayores requieren espacios en que (sin afectar su salud física), se pueda atender su salud psico-emocional. Y una alternativa es crear espacios virtuales. Espacios virtuales en los que los adultos mayores puedan ser vistos y escuchados por sus pares, por otros adultos que compartiendo experiencias de vida tejan un ambiente de contención mutua, de aprendizaje, acompañamiento y crecimiento mutuo.
Estos espacios virtuales es factible crearlos con la utilización de la tecnología disponible. Su simplicidad y sencillez parecerían garantizar que son totalmente accesibles a la población de adultos mayores, no se requieren computadoras, ni laptops u otras tecnologías costosas y complejas.
Hoy desde un celular con variadas aplicaciones que se pueden instalar sin costo, se pueden crear redes virtuales, es decir grupos de personas adultas mayores que “reunidas a distancia”, puedan ser vistos y escuchados por sus pares.
Adultos mayores que pueden “tocarse las manos a distancia”, ser comprendidos y comprender lo que sucede con sus pares en esta integración de redes (barrios) virtuales.
En atención a ello, hacemos una atenta invitación a la población de personas adultas mayores que consideren que estar en un grupo de pares (para recibir apoyo psicológico) les puede ayudar a continuar su viaje de vida a través de esta pandemia.
Si es de su interés participar en un grupo en este interesante proyecto, pueden contactarse con el equipo de psicoterapeutas que se pondrán a su disposición a través del correo: efgonzal03@gmail.com