RESILIENCIA: ACTITUDES Y HABILIDADES

María Eugenia Brito Callejas

Máster Coach transformacional PNL

La resiliencia es un término que se ha popularizado en los últimos años y se refiere a la capacidad que tienen las personas para superar situaciones adversas y salir fortalecidos de ellas. Es una habilidad que nos permite enfrentar los retos de la vida con más fuerza y determinación, y nos ayuda a recuperarnos más rápidamente de los golpes que nos da el destino.

La resiliencia es importante porque todos en algún momento de nuestras vidas vamos a pasar por situaciones difíciles. Ya sea la muerte de un ser querido, una enfermedad grave, un divorcio, el fracaso en un proyecto o cualquier otra situación que nos saque de nuestra zona de confort, es fundamental tener la capacidad de salir adelante y no dejarnos vencer por el dolor o la frustración.

Para desarrollar la resiliencia, es importante practicar ciertas actitudes y habilidades. A continuación, mencionamos algunas de las más importantes:

– Aceptar la realidad: cuando algo malo pasa, es importante no quedarse en la negación o la fantasía. Hay que aceptar que las cosas no salieron como esperábamos y enfrentar la situación de la mejor manera posible.

– Buscar apoyo: pedir ayuda, ya sea de amigos, familiares o profesionales, es clave para superar los momentos difíciles. No hay que tener miedo de hablar de nuestras emociones y necesidades.

– Mantener una actitud positiva: aunque suene cliché, mantener una actitud positiva nos ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva y nos da fuerza para seguir adelante. No es necesario ser feliz todo el tiempo, pero sí tener una actitud de esperanza y confianza en que las cosas mejorarán.

– Aprender de los errores: todas las situaciones adversas tienen algo que enseñarnos. Es importante reflexionar sobre lo ocurrido y sacar lecciones para el futuro. Así, estaremos mejor preparados para enfrentar nuevos desafíos.

– Practicar la autoflexibilidad: la resiliencia implica ser flexible y adaptarse a los cambios. Es importante no aferrarse a viejas ideas o formas de hacer las cosas, sino estar dispuestos a cambiar y reinventarse cuando sea necesario.

Por supuesto, desarrollar la resiliencia no es fácil ni rápido. Requiere tiempo, paciencia y práctica constante. Sin embargo, las recompensas son enormes. Al ser más resilientes, podemos enfrentar los retos de la vida con más confianza y seguridad en nosotros mismos, y estar más preparados para aprovechar las oportunidades que la vida nos ofrece.

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