Por: Alberto Barrios
En un hito histórico para México, Claudia Sheinbaum Pardo se ha convertido en la primera mujer en asumir la presidencia del país, logrando una contundente victoria electoral. Con el 80% de los votos escrutados, Sheinbaum ha obtenido un impresionante 58.8% de los sufragios, superando incluso el porcentaje alcanzado por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien consiguió un 53% en 2018. Esta victoria no solo rompe con dos siglos de historia sin una presidenta mujer, sino que también refuerza la continuidad del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el poder.
La participación ciudadana alcanzó el 61%, un indicativo del alto interés y la relevancia de esta elección. Los resultados no dejaron lugar a dudas: Sheinbaum aventajó a su principal rival, Xóchitl Gálvez, candidata de la coalición opositora formada por el PRI, el PAN y el PRD, por más de 30 puntos. Gálvez, quien obtuvo un 28.2% de los votos, reconoció la derrota y felicitó a Sheinbaum, destacando la importancia histórica de tener una mujer al frente del país, aunque prometió seguir luchando por sus políticas.
El tercer lugar fue para Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, quien se quedó con un 10.5% de los votos. A pesar de sus esfuerzos, el centrista no logró captar suficiente apoyo para representar una amenaza significativa para las principales contendientes.
La Ciudad de México también respaldó fuertemente a la izquierda, con Clara Brugada, candidata de Morena, ganando la jefatura de gobierno con un 51.9% de los votos. Su oponente, el panista Santiago Taboada, quedó rezagado con un 38.7%. Este resultado, inicialmente incierto, se definió con claridad, eliminando cualquier posibilidad de impugnación prometida por Taboada en caso de una diferencia estrecha.
El triunfo de Sheinbaum y sus aliados no se limitó a la presidencia y la capital. En el Congreso, Morena y sus socios del Partido Verde y el Partido del Trabajo lograron una mayoría calificada, aunque en el Senado solo alcanzaron la mayoría simple. Esta configuración asegura un considerable poder legislativo para la nueva presidenta, facilitando la implementación de su agenda política.
La unión entre el PAN y el PRI, tradicionalmente rivales, no logró revertir la marea a favor de la oposición. La campaña de Gálvez se vio obstaculizada por las fricciones internas y los errores de sus líderes, a pesar de sus intentos por mostrarse como una candidata independiente y fuerte. Su lucha contra las interferencias partidarias no fue suficiente para consolidar el apoyo necesario.
El ascenso de Claudia Sheinbaum al poder marca un nuevo capítulo en la historia de México. A partir del 1 de octubre, cuando reciba la banda presidencial de López Obrador, Sheinbaum tendrá la tarea de liderar un país que ha depositado en ella no solo su voto, sino también la esperanza de un futuro más inclusivo y progresista. Con una sólida mayoría y el respaldo popular, la primera presidenta de México está preparada para enfrentar los desafíos y continuar el legado de transformación iniciado por su predecesor.