Por Efraín H. Mariano
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Hace unos días, la agencia calificadora Fitch Ratings advirtió que en caso de que el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, gane las elecciones presidenciales de 2018, la economía de México entraría en un periodo de incertidumbre y volatilidad.
Las expectativas iniciales apuntan a que el líder de Morena obtendría el triunfo en la elección presidencial del próximo año; empero, lo que no se anticipa, es que obtenga la mayoría en el Congreso, lo que dificultaría el proyecto de Gobierno que López Obrador pretendería instrumentar en el país.
Como resultado de su derrota en el Congreso, se estima un periodo de volatilidad temporal en los mercados financieros, una inquietud eventual entre la comunidad inversora y una desaleración moderada en los engranes de las principales industrias del país.
El impacto real del triunfo de AMLO en los comicios del próximo año sobre la economía del país es impredecible. La crucial elección para gobernador del Estado de México de este fin de semana, en caso de un triunfo de Morena, podría ofrecer algunas pistas del escenario que enfrentaría el país en caso de una victoria de la izquieda en 2018.
Las posturas de los especialistas son encontradas; van desde los que vaticinan que los perdedores aceptarán su derrota de forma “ordenada”, lo que representaría una victoria de la democracia; hasta los que auguran una de importante depreciación del peso frente al dólar, por el freno “accidentado” que impondría AMLO a las “reformas estruturales” que implementó el presidente Enrique Peña Nieto, así como por la nueva política nacionalista él mismo buscaría instrumentar en el país.
Algunos especialistas consideran que en caso de una victoria Delfina Gómez en la elección del 4 de junio, el peso podría perder terreno frente al dólar, un comportamiento que se recrudecería el próximo año en caso de una victoria de López Obrador; no obstante, el desempeño del tipo de cambio estará más condicionado a la transparencia de las elección, que al triunfo de la izquierda o al refrendo del gobierno actual.
El peso mexicano, que en la administración de Enrique Peña Nieto se ha depreciado 50 por ciento, incluso, alcanzando niveles sin precedentes sobre las 21 unidades por dólar, oscilaba alrededor de las 19 unidades por billete verde en la última semana de mayo en las ventanillas bancarias.
Es importante señalar que la actual cotización del peso es inferior en un 10 por ciento con relación al precio con el que comenzó el 2017, golpeado en ese momento, por las preocupaciones y especulaciones de que la política proteccionista y antimigratoria del Donald Trump impactaría a la economía mexicana; sin embargo, la inesperada moderación del discurso inicial del gobierno republicano ha frenado la caída de la divisa mexicana.
En este cotexto, la pregunta de los de 64 mil dólares es saber hacia dónde de moverá el peso mexicano en la mañana del 5 de junio. Todo dependerá de cómo acepten los perdedores la victoria de su contrincante; un triunfo accidentado de cualquiera de los dos líderes finales –según las encuentas recientes, ya sea El Primo o La Maestra–, podría depreciar el peso hacia las 20 unidades por dólar, incluso, regresarlo a sus mínimos históricos de 22 unidades.
En el caso contrario, es decir, con una elección ordenada y sin eventalidades mayores, el peso se podría estabilizar de forma eventual sobre la marca de las 18 unidades por billete verde, sin descartar otros imponderables, como la fortaleza del dólar en el mercado internacional, la reducción de la aversión por el riesgo, o el recrudecimiento de la desaceleración de la economía mundial.
Quizá el resultado de la elección del próximo domingo no coincida mucho con las recientes expectativas presentadas por la agencia internacional de riesgos, Fitch Ratings; no obstante, podrían dejar en claro que poco importará quién será el ganador, enfocándose más en el ambiente de transparencia con el que se desarrollen y se concluyan los comicios federales del 2018. Al tiempo.
