“No soy de aquí, pero yo soy quién quiero: no importa el acento, digo lo que siento, el alma va primero”, cantan Fetén Fetén a través de la voz de Nina de Juan, la vocalista de Morgan, en los primeros minutos de su nuevo disco. Y no solo es una excelente manera de definir el espíritu de “Cantables II” (Madame Vodevil, 2021), sino que es casi un manifiesto filosófico que define el espíritu que atraviesa tanto al dúo burgalés como a las canciones que habitan su nuevo ejercicio discográfico.
Hace cinco años, cuando Diego Galaz y Jorge Arribas, las dos mitades de Fetén Fetén, conocieron al prestigioso músico argentino Sebastián Schon, demostraron en el primer volumen de “Cantables” que, además de ser unos virtuosísimos instrumentistas y unos divulgadores de la música tradicional de casi cada rincón del planeta, también podían ser unos excelentes cancionistas.
Del mismo modo que cada ritmo y tradición musical que los roza consiguen hacerla suya, a través de aquella primera generación de ‘canciones cantadas’ pusieron de manifiesto no solo que podían ser capaces de componer algunos de los mejores temas transfronterizos interpretados en español, sino que los artistas más ilustres de la canción en castellano estarían orgullosos de poner voz a esas composiciones.
Y si en el primer volumen participaron artistas de la talla de Natalia Lafourcade, Jorge Drexler, Julieta Venegas, Vicentico, Arnaldo Antunes o Pedro Guerra, entre muchos otros, pusieron voz a sus primeras melodías; en “Cantables II” suben la apuesta: dieciséis canciones en las que desfilan las voces de Fito & Fitipaldis, Bunbury, Coque Malla, Rozalén, Guitarricadelafuente, Depedro, El Kanka, Kevin Johansen, Ismael Serrano, La M.O.D.A., Luisa Sobral, Rita Payés, Isaac & Nora, Daniel, me estás matando, Augusto Bracho o la mentada vocalista de Morgan, formando un equipo titular imbatible y un crisol de acentos, ritmos e interpretaciones en este segundo volumen.
Voces de países como México, Argentina, Francia, Venezuela, Portugal o España se unen para proyectar ese espíritu mixto y babélico que habitan en canciones que resignifican géneros como la ranchera, el vals, la chacarera, el bolero, el son, la milonga, la salsa e incluso el fado en su primera canción en portugués; con un mismo objetivo: derrocar fronteras estilísticas y encontrarse alrededor de la canción.
Como los propios Fetén Fetén recetan junto a La M.O.D.A. en la canción que cierra el disco: “tengo que dejar de hablar, tengo que cantar más”.